Angliru - 9 de Septiembre de 2013

Este sábado llega la Vuelta a España al Angliru, así que este lunes vi la ocasión perfecta para rendirle pleitesía al rey de reyes. Vivir tan cerca es una suerte, pero también un inconveniente, hay que ir al menos una vez al año y es una subida extrema, en la que en su segunda parte es imposible disfrutar, solo sufrir y sufrir para alcanzar la cima, eso si, una vez arriba, es el cielo del cicloturista.
El perfil fue sencillo, etapa unipuerto, pero este es una de las pocas subidas que admite perfectamente una ruta así.


Tengo 20 kms hasta Riosa, los últimos 6 bastante pestosos, así que me los tomo con mucha calma guardando lo más posible.
Al llegar a La Vega tomo el desvío hacia el Angliru, el infierno me espera...
Los primeros kms hasta Viapará son relativamente sencillos, así que se puede regular y con paciencia van pasando los kms. Vale más no mirar mucho hacia arriba y ver lo que me espera, jajaja.


Sin mayor dificultad llegó a Viapará, un km llano, y en frente de mí ya aparecen las primeras rampas de la segunda parte de la ascensión. La carretera se pone al 15%, se acabaron las bromas.


Al final del primer km se encuentra la zona de Les Cabanes, 400m casi al 20% de media, que se me hacen muy duros, las sensaciones no son buenas. Además, hay muchos coches (me cruce como poco 50 entre la subida y la bajada, jajaja), ciclistas, ganado, la TPA está grabando un reportaje para el programa Caballos de Metal... Vamos, que me encuentro un tráfico intenso para lo que suele haber en el Angliru, y no puedo hacer todas las eses que me gustaría hacer, jajaja.


Tras pasar Les Cabanes llegan los 2 kms más suaves de la subida, uno al 11%, y otro al 12% de media, jajaja, y en los que hay que intentar regular todo lo que se pueda, si es posible.


Pongo una marcheta entre 5,5 y 6kms/h y poco a poco van pasando los kms, Llagos, Les picones y por fin llego a Cobayos, echo un vistazo rapido a las maravillosas vistas que tiene la subida....


...y a por la Cueña, 700m demoledores en los que la pendiente no baja del 16% y alcanza el 23%.


Intento subir con toda la calma que puedo, pero aquí regular es imposible. Las otras veces había subido la Cueña entera de pie, pero esta vez subí a ratos de pie y a ratos sentado, bastante mejor que las otras veces, pese a ir echando las tripas, jajaja, es lo que tiene el Angliru.
Los últimos 50m, al 23,5%, son demoledores, está vez conseguí levantar la cabeza y no debí de hacerlo porque la vista de lo que tienes delante es abrumadora.
Finalizo la Cueña y el corazón se me sale por la boca, la pendiente da un poco de tregua (esos descansillos al 16%, jaja) e intento recuperar algo hasta llegar al Aviru.
Nuevas rampas al 20% en el Aviru y justo allí me encuentro a unas vacas ocupando todo el ancho de la carretera, tengo que pararme, y tras apartarse las vacas, intento arrancar en una rampa del 18%, pero justo al arrancar me da un calambre en el biceps femoral derecho, me pongo de pie, pero tras cuatro pedaladas más tengo que parar. Me sorprende que me diera un calambre ya que no iba muy cargado de piernas, supongo que habré pagado el subir parte de la Cueña sentado forzando ese músculo demasiado.
Subo unos metros andando hasta la curva, que es llana, para poder arrancar y con algo de dolor, consigo coronar el Angliru.


La gente de Caballos de Metal rodando el reportaje.



Y para abajo, con mucha calma, que la bajada es peligrosísima, así que paro coda poco a disfrutar de las vistazas que se pueden ver en las fotos, con parte de mi dedo también, jajaja.





Y que mejor manera de acabar una ruta que incluye el puerto rey, que hacer los últimos kms por la senda verde, jajaja.



Pufff, como se sufre en el Angliru, pero la visita es obligada, y este sábado habrá que volver para ver in situ la más que probable exhibición del abuelo, pero eso es otra historia...

2 comentarios:

  1. El Angliru sólo ya justifica cualquier salida. Enhorabuena. El rey es el rey

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  2. Este año al fin pude conocer este puerto y suscribo lo que dice Montero79.

    El Angliru es espectacular y lo que se siente una vez coronado, y después de haber sufrido lo indecible, es indescriptible.

    ¡Muy buenas las fotos! (pese al dedo).

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