Casielles, situada en el concejo de Ponga, y en el parque natural de Ponga, es una de las subidas más famosas de Asturias pese a que la Vuelta a España nunca la ha ascendido. Y se ha hecho conocida gracias a una característica muy peculiar, y es que en sus últimos 2,4 kms de subida tiene nada menos que 24 herraduras, con pendientes muy elevadas, para poder alcanzar la aldea de Casielles ascendiendo por una angosta canal.
Pese a ser una subida corta, sólo 3,8kms, alberga gran dureza ya que tiene un 12,3% de media y rampas que alcanzan el 21%.

La costa occidental asturiana está llena de subidas poco conocidas y de gran dureza. Una de ellas, situada en el concejo de Cudillero, es la subida a la Ermita de San Roque. 

Es una subida corta, ya que sólo consta de 2,6kms, pero que esconde una gran dureza, con una media del 11,5% y rampas que alcanzan el 19%. Pero sobre todo porque la primera mitad de la subida es una auténtica pared, con 1,4kms a casi el 15% de media, como vamos a ver a continuación.


Pues después de más de 10 años planeándola, por fin pudimos un día juntarnos y hacer la ya ultramítica quedada del Picu, AKA Collada Fresnidiello, AKA Cima Crack, aprovechando para además de pasar un día en magnífica compañía, conocer las bondades del concejo de Piloña para el cicloturismo.

La belleza salvaje de la Collada Fresnidiello
Todos los años hay que hacer una visita como mínimo al occidente asturiano, el paraíso del cicloturismo de puertos. Y el centro neurálgico de ese paraíso es la sierra de La Bobia y sus zonas aledañas, un verdadero laberinto de carreteras que crean casi infinitas opciones de enlazados, todos ellos duros y bellos como pocos.
Esta vez tocó disfrutar de la vertiente de Penzol, una de las más duras de La Bobia, y de la vertiente tradicional del Pico Ouroso, una verdadera maravilla.

El tramo final de la subida a La Bobia