Fancuaya y encerronas varias - 16 de Mayo de 2022

Hay días en que uno no sabe muy bien a donde ir y sale de casa sin rumbo fijo, simplemente ir pedaleando y que las ganas sean las que marquen el destino. Este fue uno de esos días, con un final parcialmente frustrado.

El entorno de la cueva de La Bocandia


Salgo de Oviedo sobre las 10 de la mañana. La temperatura es fresca pero el día está soleado. Salgo, como ya comenté, sin rumbo, pero por la senda verde, ya que es una salida cómoda, sin tráfico y ligeramente descendente.
La senda en primavera luce espectacular, con una vegetación que desborda por todos los lados.



Llego a Trubia y cojo la general de Grado. Tras subir a Fuejo me desvío hacia Bayo. La carretera está asfaltada de hace poco y está casi perfecta.


Llego a la carretera de Perlavia y tras unos kilómetros de bajada hacia Grado me desvío de nuevo hacia Coalla. Tengo un kilómetro de subida muy duro, sobre el 10% de media, y con un asfalto terrible.


Bajo hacia el valle de Coalla. El valle, como siempre, luce precioso.


Comienzo a subir a Las Murias. Los tres primeros kilómetros tienen una media que ronda el 10%.



La temperatura es fresca, pero agradable. Entre esto y lo bonito del paisaje voy pasándolo muy bien y disfrutando de cada pedalada.





Curioso, y precioso, lugar para colocar un banco.



Tras tres kilómetros muy duros hay una zona más cómoda.




Paso un último tramo duro para superar el publo de Las Murias y llego a la carretera que lleva a Yernes. Me encuentro muy bien así que sigo hacia Yernes por una de los tramos más bonitos de Asturias.




El verde desborda, con el único pero de que abundan las zonas quemadas. Qué lacra....




Llego a Yernes y voy tan motivado que ni dudo en continuar hasta Fancuaya.


Las primeras rampas son las más duras y en seguida queda Yernes muy abajo.






El paisaje es precioso y cada pedalada por aquí es una gozada.







Llego a la Braña Senra y me quedan unos dos kilómetros para coronar. Son los más duros con una media que casi llega al 10%.



Si hasta ahora era una subida preciosa, las vistas ahora son majestuosas.





Al fondo ya se empieza a adivinar donde se sitúa el collado.



Ya está la cima casi ahí, con su característica zeta final.




La última rampa ronda el 15% pero no se hace dura por la satisfacción de saber que el trabajo ya está hecho.


Las vistas de ambas vertientes desde la cima son increibles.










Tras bajar tranquilamente a Yernes paro a comer un bocata porque ya aprieta el hambre.


Bajo hacia Grado por la carretera que lleva también al Maravio. Todo luce espectacular, excepto las zonas quemadas...





Al llegar a San Pedro de los Burros me meto por una carretera que lleva a Rañeces y que no había hecho nunca ya que tenía un asfalto horrible. Ahora está recién asfaltada y ya no hay excusa.
Me encuentro una subida corta, pero seria, con un tramo inicial que ronda el kilómetro y medio al 12-13% de media tranquilamente. 
Además ha salido el sol y me da con todas las ganas.





Entre el sol y las rampas llego al puerto seco porque el bocadillo me está repitiendo un montón...


Tras pasar el pueblo de Rodiles hay como unos 2kms de falso llano hasta llegar a Rañeces y comenzar el descenso hacia Grado.




Las vistas del valle del Cubida desde la bajada de Rañeces siempre son bonitas.


Vuelvo a Oviedo por el Escamplero, en su vertiente de Valduno, que engaña mucho ya que esconde rampas por encima del 15%.



Corono el Escamplero motivadísimo y decido ir al Naranco para completar la primera ruta con 3000 de desnivel desde que comenzó la pandemia. Sin embargo nada más acabar la bajada noto un golpe en el muslo derecho. Resulta que he golpeado a una abeja y me ha picado. Me quito con cuidado el aguijón y vuelvo a casa para prevenir alguna posible reacción (en los siguientes días tendré un hinchazón bastante importante en la zona), así que doy por finalizada abruptamente, pero satisfecho porque pese a este inconveniente, ha sido una ruta muy divertida.


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