Por las Peñas del viento (y la niebla) - 19 de Octubre de 2018

Las Peñas del viento es una de las subidas costeras más bonitas de Asturias. Y aprovechando que anda estos días por aquí Marce ya tengo la excusa perfecta para volver a visitarla, aunque sea en una ruta corta. Tan sólo 52kms, pero 1200m de desnivel acumulado.


Malleza



Salimos a las 10 de la mañana de Agones. La grupeta la formamos Dosoro, Estrada, Luis, Marce y yo.
Nada más arrancar comenzamos la subida a La Fayona. Por suerte es muy suave y sirve como perfecto calentamiento para la ruta. La primera parte de la ascensión es sosa, pero en la segunda se atraviesa un bonito bosque autóctono, que unido a las suaves pendientes, nos dejan una subida más que agradable de hacer.



Tras coronar, bajamos a la nacional de la costa. Al poco paramos para tomar el café de rigor de todas las rutas.


También reivindicamos la nutrición sana dentro del cicloturismo que cambia, jaja.


Reanundamos la marcha y cuando aprecía que se iba a despejar el día, vuelve a meterse la nube desde la costa, quedando pegada a las sierras litorales.


En San Martín de Luiña comenzamos a subir a las Peñas del viento. La subida ya se pone seria nada más comenzar con pendientes que rondan, e incluso superan, el 8-9%.



La subida es preciosa, pero hoy la niebla apenas deja disfrutar de su belleza. A cambio subimos con una actitud totalmente alejada del cicloturismo, jaja.


Llegando a Brañavieja la niebla nos envuelve. Y casi vale más ya que así no vemos las rampas que nos esperan, que casi todo el tiempo superan el doble dígito.



El último kilómetro se convierte en un tramo eterno en busca de esa cima que nunca aparece, jaja.



Tras coronar bajamos con mucho cuidado por la vertiente de Gallinero. Preciosa y con muchas rampas, pero con el asfalto en muy mal estado.


Después, para llegar a Malleza tenemos un par de kilómetros bastante duros, de nuevo por un bosque precioso.


Y en Malleza me despido de los compañeros de ruta. Ellos continúan hacia el Pico Aguión, yo debo bajar hacia Agones.



Llego a Agones sin mayor dificultad que un ligero orbayo y el olor a café recién tostado que proviene de la fábrica de Toscaf.
Para ser una pequeña ruta mañanera, ha quedado muy guapa y disfrutona. Aunque, como siempre, lo mejor ha sido la compañía.



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