La Marta, El Palo y el valle del Navia - 12 de Julio de 2014

El occidente asturiano, el gran olvidado a nivel cicloturista o de ciclismo profesional, es una zona sin un solo metro llano, con un montón de pequeños puertos y varios colosos bestiales como La Marta, La Bobia, El Palo, El Pozo de las Mujeres Muertas o El Connio, todos perfectamente enlazables y de una belleza increíble, un paisaje diferente, con cimas redondeadas y valles exageradamente profundos excavados por los ríos a lo largo del tiempo. Una zona inhóspita en la que la sensación de soledad y el silencio son los grandes acompañantes.
El sábado pasado hicimos una ruta por esa zona, incluyendo las subidas a Villayón, La Marta, El Palo, Santa María, San Esteban y San Luis. 162kms y 3760m de desnivel, en una ruta durísima atravesando parajes bellísimos.


Salgo de Navia con la siempre magnífica compañía de Javi poco antes de las 9, con el ya habitual retraso, jajaja. Los primeros kms hasta Arbón son de falso llano y nos sirven de perfecto calentamiento para afrontar la ruta del día ya que va a ser una de las pocas zonas cómodas que nos vamos a encontrar.


Pasamos Arbón y bajamos al nivel del río para comenzar la subida a Villayón, unos 6kms al 6%. La subida es normalilla, muy constante y con una carretera bastante ancha. Lo mejor de la subida es que hay zonas desde las que se divisa el mar.
Entre charlas los kms van pasando y pronto llegamos a Villayón donde paramos a tomar una cocacola rápida.




Comenzamos a bajar hacia Puente Polea, el paisaje se torna espectacular. Un valle precioso, con la sierra de la Bobia al fondo y el río dibujando meandros en el fondo del valle.




Llegamos a Puente Polea y cogemos el desvío donde comienza ya la subida a La Marta. Mas que un puerto, esta ascensión es una serie de subidas enlazadas, ya que no se atraviesa una montaña para pasar de un valle a otro, sino que se cruza una sierra de manera longitudinal, enlazando collados y cresteando.
El comienzo es demoledor, por encima del 10% y con el asfalto en un estado infame, auténtica caleyona asturiana, jaja.



Tras unos 500m la pendiente baja un poco, se estabiliza entre el 9-10%, y el asfalto mejora. Hemos ganado altura rápidamente y se puede ver el valle y la carretera por donde hemos bajado.



Seguimos ganado altura de manera vertiginosa, y las vistas cada vez son más bonitas. Pese a la dureza del puerto, las sensaciones son muy buenas y estoy disfrutando muchísimo de la subida.



Tras varios kms vemos ya Lendequintana, primer punto de inflexión de la subida. Un pueblo precioso, con las fincas separadas por muros hechos de pizarra.







Pasamos Lendequintana y como premio tenemos poder volver a ver el mar a nuestras espaldas.


Llegamos a un descansillo, pero el asfalto vuelve a empeorar y hay que llevar los cinco sentidos puestos en la carretera.



La carretera vuelve a endurecerse, pero coronamos el primer collado y cambiamos de ladera, pasando a dejar la montaña a nuestra derecha.


Al fondo vemos el valle donde está situado Bustantigo y por donde tendremos que pasar para llegar allí.


También podemos ver las rampas que vamos a tener que afrontar en breve, esa es la zona más dura de la ascensión con rampas sostenidas al 15%.


La dureza queda compensada por la belleza del paisaje, a veces sobrecogedora.


Este tramo de bajada hay que hacerlo con mucha precaución ya que el asfalto está en muy mal estado y la pendiente es muy fuerte.



Coronamos el segundo collado, que da paso al pueblo de Bustantigo, y las vistas cada vez son mejores.


En el pueblo de Bustantigo contrasta mucho el verde de sus praderas con las laderas de enfrente, totalmente erosionadas, dando casi un aspecto lunar a la subida.




Tras otro descansillo, afrontamos la última parte de la ascensión antes de llegar al Alto de Bustantigo. En esta zona desaparece la arboleda totalmente y la pendiente está en torno al 9%. Este tramo es muy escénico y podemos ver la cima al fondo.





Tras coronar Bustantigo, todo un pepino de puerto, seguimos dirección a La Marta, con una nueva bajada para llegar al pueblo del Rebollo.


Y vuelta de nuevo a ascender, el primer km es el más duro, sobre el 7%. Pasamos al lado de una braña preciosa, con alguna cabaña rehabilitada.



Al fondo el Alto de Bustantigo.


Y de nuevo cambiamos de paisaje, ahora vamos ganando altura lentamente a media ladera, por una zona donde en un día despejado se puede ver hasta la sierra del Xistral. Este tramo no tiene mayor dificultad, pero es de una belleza abrumadora.





Vemos ya la cima de La Marta al fondo, ya llevamos unas dos horas de ascensión y todavía nos quedan unos kms para coronar. Esta subida es interminable.


Dejamos detrás nuestro el "Circo de Litor" allandés, jaja.



En el último km la pendiente vuelve a aumentar y se mantiene sobre un 7%.


Espectacular, no se puede decir otra cosa.


Y por fin coronamos La Marta. Puertazo, un montón de zonas diferentes, rampas duras, zonas sostenidas, otras más cómodas. Un puerto que lo tiene todo.


Vemos Allande al fondo, y también la carretera del Palo, nuestro próximo objetivo, y que comenzaremos casi sin respiro, tras tan solo 3kms de bajada.



El Palo desde la Marta son algo más de 5kms al 5-6% de media, muy llevadero, pero que a estas alturas de ruta, y ya con el hambre rumiando el estómago, unido a sus grandes rectas, se hace algo pestoso.


Podemos ver perfectamente la cima de La Marta y la carretera por la que hemos bajado.


Poco antes de coronar está la Fonte las Muyeres, donde paramos a coger agua ya que llevábamos sin repostar desde Villayón y el calor, tras haber subido toda La Marta protegidos por las nubes, está empezando a apretar bien.




Coronamos El Palo y bajamos hacia Berducedo, donde vamos a parar a comer. Pese a que aprieta el hambre, bajamos con calma disfrutando de la bajada de uno de los puertos más bonitos de Asturias.


Tras llenar bien el buche, proseguimos con el descenso del Palo. Las vistas son bestiales. Que este puerto no esté incluido en el CIMA es algo que desvirtúa totalmente el juego.


Llegamos al valle del Navia, y en los últimos kms de descenso podemos ver la presa de Salime, con sus 113m de altura, fue en su momento la más alta del país.


Y como ocurre siempre en el occidente, finalizamos la bajada y sin respiro comenzamos la siguiente ascensión, esta vez el alto de Santa María, unos 7kms al 5%, sin grandes rampas pero que va sumando desgaste a las piernas.
Además aquí el sol calienta bien y rondamos los 30º de temperatura.



Llegamos a Grandas de Salime, y al lado de su colegiata nos desviamos y cogemos el corredor del Navia. Todavía nos quedan un par de kms para coronar Santa María.



Comenzamos el descenso hacia Pesoz, y de nuevo el paisaje es abrumador.


Tras unos cuantos kms de bajada llegamos hasta el río Agüeria, y una vez más, nada más terminar la bajada, comenzamos una nueva subida, el Alto de San Esteban. Ni un metro llano entre una y otra.


El valle es estrecho, muy profundo, con laderas muy escarpadas y llenas de pinos, huele a pino, el olor característico de la zona, y el calor se hace agobiante.


Se nota la dureza de la ruta, y pese a no ser una ascensión muy dura, las piernas ya no responden bien y la subida se hace larga.


Pero todo queda compensado con la belleza brutal de la zona, digna de los mejores momentos del Giro o el Tour.




La cámara del móvil echa humo, la belleza del lugar hace que cada poco nos detengamos a fotografiar los paisajes.




Coronamos San Esteban y llegamos a la única zona cómoda de la ruta, unos 3 kms de toboganes, jaja.
Enfrente tenemos Illano y la sierra de La Bobia.




Llegamos a Illano con la idea de parar a coger tomar un refresco y comer algo, pero nos encontramos con el bar cerrado, así que continuamos hasta el área recreativa de Llaviada para llenar los botellines.


Según comenzamos la bajada, entramos en una zona nublada y la temperatura baja cerca de 10º, pasamos de estar asados a tener que abrigarnos, jaja.
Tras llegar a Puente Doiras comenzamos la última ascensión del día, el Alto de San Luis, 8kms a algo menos del 5%, pero que con las piernas ya muy doloridas, se me hicieron durísimos, jaja.





Coronamos San Luis y llegamos a Boal, donde paramos a tomar algo. La niebla sobre Penouta acaba con nuestras dudas sobre si intentar la subida o no para alcanzar los 4000m de desnivel.


De Boal a Navia es terreno muy cómodo, siempre descendente exceptuando un par de repechos. También pasamos al lado del Castro de Coaña, un lugar muy recomendable para visitar.


Llegando a Navia, podemos ver unas piezas que quedan del antiguo teleférico de unía El Espín con la presa de Salime, y que se construyó para llevar los materiales desde el puerto hasta la presa a lo largo del valle del río Navia.


Llegamos por fin a Navia, ha sido una ruta memorable, por la zona asturiana que tiene los mejores enlazados de largo.
Como siempre, un placer compartir pedaladas con Javi.

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