Angliru al horno - 10 de Mayo de 2022

Dos años y medio sin visitar al Rey es demasiado tiempo, y más teniéndolo al lado de casa. Y es que el tiempo pasa volando, y más entre pandemias, confinamientos y demás mierdas. Así que toca visitar el Angliru, esta vez por la vertiente de Morcín, más larga y, para mi, más dura que la tradicional.

La señal ya lo dice todo
Salgo de casa por la mañana y la temperatura es buena. Ni una nube en el horizonte así que parece que voy a poder disfrutar de ese tremendo mirador que es el coloso situado en la sierra del Aramo.


Esta vertiente, hasta Viapará, es muy discontinua, y alterna rampas y kilómetros muy duros con otros casi llanos.


Ni una nube en el horizonte. Tranquilamente voy ganando altura.



Pese a ser una zona muy arbolada, exceptuando algún momento puntual, voy casi todo tiempo al sol. Pero no es problema ya que la temperatura es muy agradable.


Al salir de Busloñe hay una rampa que ronda el 18%. Voy a meter el 36 para subirla sin gastar mucho cuando se me sale la cadena y al suelo... Por suerte caí parado y sólo me hice un pequeño corte con los dientes del plato.



Continuo la ascensión tras soltar algún que otro cagamento, jaja. La parte final de la subida a Viapará es preciosa, pese a tener alguna rampa ya importante.


Llego a Viapará y el calor y la sudada ya son importantes.


Algo que impresiona mucho del Angliru es llegar a Viapará y ver la carretera subiendo casi vertical por la ladera. Empiezo a notar ese gusano en el estómago de ir a enfrentarme a la subida más dura de Asturias.





Tras el descanso de Viapará comienzo la zona dura. Han hecho algún arreglo, como poner alguna fuente.


Cojo un buen ritmo y voy muy suelto. Llego a Les Cabanes, que es la prueba de fuego de la subida. Las paso muy bien y me cargo de moral de cara a lo que queda de subida.



Voy avanzando muy lentamente por la subida hasta llegar a Cobayos. Miro hacia arriba y veo la Cueña. Vuelvo a sentir el mismo hormigueo que en Viapará...



Justo al comenzar la Cueña supero la linea de la inversión térmica y la temperatura sube escandalosamente. Esto unido a la dureza de la rampa hace que sufra en ella como nunca había sufrido. Poco antes de Cobayes el cuenta me marcaba 22º y al acabar la Cueña me marcaba 30º.
Total, que subo hasta arriba como puedo y estirando el cuello a ver si así llego antes a la cima, jaja.


Por fin corono y el dolor desaparece, pero no el calor, y disfruto de las tremendas vistas.




El Angliru es el rey, sin discusión.




Sólo me queda volver a casa bajando con todo el cuidado del mundo.


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