Angliru y Vega Bobies - 23 de Octubre de 2018

El invierno ha adelantado su llegada y ha caído la primera gran nevada de la temporada. Como las previsiones ya indicaban esta situación, y además la carretera del Angliru no la limpian durante el invierno, la semana pasada era la última oportunidad de subir al Angliru este año.
Por ello decidí acercarme al coloso del Aramo, con la inclusión posterior de su hermano pequeño, Vega Bobies. La ruta tuvo tan sólo 67kms, pero alcanzó los 2400m de desnivel acumulado.


Entrando en "el infierno"


Salgo de casa poco después de las 10 de la mañana. La temperatura es bastante fresca, pero el cielo está despejado y se ve que va a hacer calor al mediodía.
En Santa Eulalia de Morcín me desvío para comenzar a subir el Angliru por su vertiente morciniega. Nunca había hecho esta vertiente del Angliru, más larga y discontinua que la habitual, pero que son 18kms al 8% de media. Unos números impresionantes.
El Aramo luce despejado y parece que voy a poder disfrutar de las espectaculares vistas que hay desde el tramo final de la subida. 


El plan de la subida es sencillo, ir lo más tranquilo que pueda para llegar lo más fresco posible a las zonas más duras de la subida.


Para llegar a Busloñe hay que superar unos 4kms al 9% de media. Las sensaciones son muy buenas y los supero sin problemas.


Desde Busloñe hasta Viapará la subida es muy irregular, alternando rampas muy duras con amplios descansos.




Llego a Viapará y enlazo con la carretera principal. Delante mío, en la ladera, aparece la parte final del Angliru en todo su esplendor. Esto me recuerda que este es el último tramo suave de la subida, así que aprovecho para descansar todo lo que pueda.




Alguna nube se empieza a enganchar en la zona alta. Parece que la niebla se va a meter rápidamente en el macizo del Aramo.


Comienzo la zona dura del Angliru y la pendiente se pone repentinamente en torno al 13-14%. Meto todo el desarrollo que tengo y sigo el plan establecido, que no es más que subir lo más despacio que sea posible sin caerse, jaja.


Tras ir un poco apretado al comienzo, al poco ya cojo un ritmo constante y me encuentro muy cómodo y con las piernas muy frescas.


Llego a Les Cabanes, primer tramo brutal del Angliru, con 400m que rondan el 20% de media. 


Entre las eses que hago, y que al dar las herraduras por fuera se puede coger un poco de aire, paso con relativa soltura este tramo.
La subida está llena de ganado, aunque hay ya varios ganaderos recogiéndolo ante la previsión de temporal.



Llego al tramo de "descanso" de la zona dura, 1km y pico que ronda el 12% de media. Así son los descansos aquí, jaja.


Llego a la curva de Llagos con las piernas muy frescas y las pulsaciones muy controladas. De momento todo sigue el plan previsto.


Ahora la pendiente aumenta ligeramente y pasa del 12% al 13-14%.



Las vistas, con el Monsacro dominando el paisaje, comienzan a ser espectaculares.




Llego a Les Picones y la pendiente se incrementa otro punto más. Debo rebajar un poco más la velocidad para seguir fresco. La niebla se ha metido rápidamente y ya tapa la mitad superior de la ladera. Esto hasta es bueno ya que no veo ante mí la Cueña de les cabres, jaja.



Llego a Cobayos, doy la curva...y como siempre, la simple visión de la Cueña asusta.


Comienzo a subir la Cueña. Hasta aquí había subido pletórico de moral, pero la visión de esta rampa hace que afloren todo tipo de dudas en la mente.
Intento ir muy despacio, a unos 5kms/h, así que tengo que ir manteniendo el equilibrio. Subo casi todo el tiempo de pié aunque de vez en cuando me siento un poco para descansar las piernas.
Hacia la mitad de la Cueña hay un tramo sombrío en el que el asfalto está algo humedo. Tengo que pasarlo entero sentado, haciendo verdaderos esfuerzos para que no se levante la rueda delantera.
Supero ese tramo y sólo me quedan unos 200m para el final de la Cueña, los más duros. Pero hoy estoy con unas sensaciones increíbles y supero la Cueña hasta guardando un punto aún de sufrimiento.


Superada la Cueña voy con la moral por las nubes y con la intención de merendarme lo que queda de subida.


El durísimo tramo del Aviru lo paso disfrutando de la apariencia fantasmal que tiene la subida al estar metida la niebla.


Y en Les Pedrusines me pasa lo de siempre. En la zona suave bajo un par de coronas y me crezco. A esto se une la sensación de "épica" al salir justo de la niebla en este tramo. Pero esta zona es muy tramposa y sus últimos metros son al 20% y los supero dando unos chepazos del copón, jaja.



Corono por fin el Angliru. Esta larguísima vertiente me ha llevado casi dos horas y cuarto subirla. Pero creo que ha sido la vez que más he disfrutado en esta subida.




Subir el Angliru es difícil, pero bajarlo también es complicado. Lo mejor es hacer varias paradas durante la bajada para evitar que se calienten las llantas y revienten los neumáticos.


Bajo por la vertiente que subí, pero en el cruce de La Vara me desvío hacia Vega Bobies. Desde el cruce son sólo 4,3kms de subida, pero a nada menos que el 12% de media. 
Voy con la duda de como me responderán las piernas tras haber subido el Angliru, y si tendré problemas de calambres en las durísimas rampas de esta subida.


Los dos primeros kilómetros, hasta llegar a La vara, van a escalones, alternando rampas del 15 o 20% con tramos de descanso. En las rampas, que subí a un ritmo de nuevo muy tranquilo, me encuentro muy bien y sin problema ninguno. Es que ni me duelen.



En La Vara me desvío hacia la Vega. Sigo subiendo muy tranquilo y me encuentro muy bien. Voy disfrutando de cada pedalada como si no hubiese subido nunca por aquí, jaja.



Llego a la recta final de Vega Bobies, me queda casi 1,5kms al 15% de media. Voy muy bien, tan bien que incluso voy mejor que algunos días que sólo había subido Vega Bobies.



Y corono Vega Bobies. Las vistas, como siempre, espléndidas.






Foto en la cima como se hacen ahora, enfadado y con pose de malote, jaja.


Y foto al estilo...de la vieja escuela...el Vega Bobies...morriña...


Bajo a Santa Eulalia y me paro a tomar un café y un pincho, que creo que me lo he ganado, jaja.


Vuelvo a Oviedo tranquilamente por el Condado, siempre tranquilo y siempre bonito.


Es una suerte tener un puerto del calibre del Angliru al lado de casa, y hay que visitarlo al menos una vez al año. Este año lo he conseguido por un pelo.



2 comentarios:

  1. En mi próxima visita asturiana tiene que estar en el menú. Ya hace demasiado que no entra.

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