La Cubilla - 7 de Octubre de 2012

Este domingo pasado tocó visitar el precioso puerto de La Cubilla, que este año aun no había visitado, y al que le tengo un cariño especial, ya que es el primer puerto grande que subí.
Así que David y yo salimos de Pola de Lena rumbo a La Cubilla. Los primeros 15 kms de ruta son, generalmente, de falso llano, hasta que llegamos a Los Tornos, justo al lado de los túneles del AVE, y comenzamos el puerto propiamente dicho.
Tras 2kms de ascensión se abre el valle y ya podemos ver la parte alta del puerto.





Los primeros kms son los más duros, aunque sin ninguna rampa muy dura. Tras un par de kms más cómodos llegamos a la primera zona de revueltas y la pendiente aumenta un poco más.


Los bosques comienzan a lucir magníficos.


Tras pasar Tuiza de abajo, nos dirigimos a Tuiza de arriba para cambiar de ladera y afrontar la segunda parte de la subida.



Si desde abajo el puerto es bonito, cuando comenzamos a ganar altura sencillamente impresiona.



Tras un par de kms más duros, llegamos a una zona más cómoda y aprovechamos para posturear un poco, jajaja.


En la zona alta comienzan a aparecer esas praderas de alta montaña que convierten a La Cubilla en el Galibier asturiano.



La Cubilla no tiene nada que envidiar a los grandes colosos europeos. Que este puerto siga inédito en la Vuelta a España....




Llegamos a otra zona cómoda y volvemos a posturear un poco, está vez homenajeando al gran Titi y sus subidas en plato, jajaja.


Llegamos al mirador, para afrontar los 4kms finales. La Mesa nos vigila.


Las zetas finales crean unos balcones espectaculares.





Y desde esos balcones las vistas son tremendas.




Los balcones desde el otro lado.





El trazado de la última zona es realmente espectacular.




Y tras pasar las zetas solo queda la recta final, a un 6,5% mantenido.




Coronamos La Cubilla, uno de los puertos más bonitos de Asturias y el que más recuerda a los grandes colosos del Tour.


Las vistas desde la cima son tremendas, tanto hacia Asturias, como hacia León.



Ya solo nos quedaba bajar tranquilamente hasta Pola. Como siempre, un placer rodar con David.

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