Todos los años hay que hacer una visita como mínimo al occidente asturiano, el paraíso del cicloturismo de puertos. Y el centro neurálgico de ese paraíso es la sierra de La Bobia y sus zonas aledañas, un verdadero laberinto de carreteras que crean casi infinitas opciones de enlazados, todos ellos duros y bellos como pocos.
Esta vez tocó disfrutar de la vertiente de Penzol, una de las más duras de La Bobia, y de la vertiente tradicional del Pico Ouroso, una verdadera maravilla.
El tramo final de la subida a La Bobia |
Salimos de Vegadeo poco después de las 10 de la mañana. La previsión era buena pero la temperatura es fresca y se ven las nubes ancladas en la parte alta de la sierra.
Tras unos 5kms de falso llano llegamos a Samagán. Nos desviamos a la derecha y comenzamos la subida a la Bobia. Nos esperan unos 20kms de subida, discontinuos, pero en su totalidad hacen un puerto muy duro, con más de 1000m de desnivel acumulado.
Nada más comenzar dejamos a nuestra derecha La Casa de Sestelo, antiguo caserón usada para muy diferentes cosas, entre ellas ser fábrica de papel en su día.
Los primeros kilómetros tienen pendientes en torno al 6%, que al estar frescos todavía no se hacen muy duros.
Hasta Penzol afrontamos la parte más sosa de la ascensión, con muchas plantaciones de eucaliptos alrededor nuestro.
Llegamos a Penzol donde podemos ver el valle por el que hemos ascendido. Alcanzamos también el primer cruce de carreteras de la subida.
Nos metemos ahora en la zona más cómoda de la subida, una especie de valle interior con pendientes muy suaves.
Esta zona, con la carretera a media ladera, es muy escénica y divertida de recorrer.
A la izquierda vemos la cresta de La Bobia, con su parque eólico, y se intuye la zona donde se sitúa la Campa A Bobia.
Tras superar un par de tramos muy duros, con pendientes sostenidas en torno al 15%, pasamos el pueblo de Arco y llegamos a la zona alta del puerto. A la derecha podemos ver el mar.
Los últimos 5kms rondan el 7% y vamos ganando altura por la ladera entre praderas. Esto unido a alguna herradura y a tener el mar al lado nuestro hace que sea un auténtico espectáculo pedalear por aquí.
Pese a ser una zona alta pegada a la costa y muy abierta, el viento nos está respetando y la temperatura es muy agradable.
Mucho ganado bovino en la zona, de ahí el nombre de la sierra.
Ya se ve al fondo la Campa A Bobia, aunque para llegar a ella vamos a tener que superar una rampa por encima del 10%.
En la Campa A Bobia nos incorporamos a la carretera que recorre la cresta de La Bobia. De aquí a que coronemos en el Parque eólico de Grallas nos quedan un par de kilómetros de pendientes muy suaves y escénicos a más no poder.
A la izquierda se ve el angosto y frondoso valle por el que se asciende en la vertiente de Soutelo.
Y coronamos en Grallas maravillados por la subida que acabamos de realizar.
Bajamos a Taramundi por La Garganta y nos encontramos con tramos mojados donde se ve que acaba de llover, y además hay varias nubes bastante feas en el horizonte.
Tras comer un par de pinchos bajamos al Mazo y comenzamos la subida al Ouroso.
Los primeros kilómetros son muy suaves y transcurren entre una vegetación que llega a abrumar por su frondosidad.
Las nubes deslucen el brillo del verde del bosque, pero visto allí es algo que merece la pena visitar.
Tras pasar el cruce de Os Teixois nos metemos en la zona dura del puerto, con rampas sostenidas cercanas al 15%.
Todo este tramo transcurre por un túnel de vegetación que le da un aura mágico a la subida.
A base de herraduras vamos ganando altura rapidísimamente. Y es que las pendientes no dan respiro.
Pronto vemos Taramundi ya muy abajo.
Llegamos a una zona más abierta donde el bosque autóctono desaparece y es sustituido por los pinares. Aquí la pendiente baja ligeramente, pero sigue siendo dura, en torno al 8-9%.
El bosque que tenemos a la derecha si es autóctono y es una auténtica maravilla.
Llegamos a Santa Marina, onde tendremos un par de cruces más, y entre ellos un pequeño descanso que nos da la vida.
Y de nuevo encontramos un tramo muy duro, de casi 2kms al 10%, hasta llegar al Couso.
Esta zona se hace larga pero por fin aparece el cruce del Couso ante nosotros.
Siempre lo digo, el Ouroso es un puerto que va a menos, tanto en dureza como en belleza, con una parte alta un tanto desangelada en comparación con la abrumadora belleza de los primeros kilómetros.
Nos desviamos de nuevo para hacer los 300m que nos llevan al Pico Ouroso, donde hay situada una antigua caseta de vigilancia contra incendios.
Sólo nos queda bajar por La Garganta hasta Vegadeo y dar por finalizada una ruta preciosa con la mejor de las compañías posible.
Mi última ruta. Seguiré los pasos de valverde y me retiro en lo mas alto de mi carrera globera
ResponderEliminar