domingo, 22 de septiembre de 2019

La Cantabrona a la parrilla - 8 de Agosto de 2019

Ya era hora de que después de tanto tiempo andando en bici conociera por fina los puertos de los Valles Pasiegos. ya los había subido una vez, pero una espesa niebla me impidió ver nada más allá de dos metros.
En esta ocasión elegimos hacer el antiguo recorrido de la marcha La Cantabrona. Este incluye las subidas al Caracol, Lunada, La Sía y Alisas. 2700m de desnivel en 123kms.


Lunada desde el mirador

Salimos poco después de las 10 de Sarón. La grupeta la formamos Carlos, Estrada, José Ángel, Luis y Pablo.
Los primeros 18kms son suaves. Un ligero falso llano hasta llegar a Selaya. Pese a ser temprano hace ya mucho calor, y sólo va a ser el preludio. Además no sopla un generoso viento sur de cara que hace que sea difícil avanzar.
Por el camino cruzamos el Río Seco, que efectivamente, está seco, jaja.


En Selaya giramos a la izquierda y comenzamos el Alto del Caracol.


La subida se divide en dos. Un primer tramo de casi 3kms, y después de una pequeña bajada, otros 6-7kms de subida. Las pendientes rondan el 7% casi todo el tiempo.


El día, pese al calor y al viento, está magnífico y se puede disfrutar del paisaje en todo su esplendor.




La subida transcurre entre praderías y un entorno muy cuidado. Aunque ya lo había subido por esta vertiente, es como si fuera la primera vez, jaja.



Se corona el primer alto y al fondo ya aparece la zona del Castro Valnera.



Tras algo menos de un kilómetro de descenso comenzamos de nuevo a subir. Las pendientes siguen constantes sobre el 7-8%. Las sensaciones son buenas, pero me tomo la subida con mucha calma ya que queda mucha ruta, y con el calor, prefiero ir ahorrando fuerzas.



Vamos ganando altura y el verde de las praderas cada vez brilla más. Pasamos al lado de varias de las típicas cabañas pasiegas.



Al fondo ya se ve la cima del Caracol.







Coronamos el Alto del Caracol, primera dificultad del día. Me ha encantado la subida.


Comenzamos a bajar hacia el valle del río Miera. Si la vertiente que hemos subido del Caracol me ha gustado, me gusta aún más por la que bajamos. 
La bajada hay que hacerla con mucho cuidado ya que el viento sopla bastante fuerte.


Finalizamos la bajada y sin un metro llano comenzamos a subir a Lunada.


En el comienzo el valle es muy estrecho, casi un cañón, y el viento sur entra fortísimo de cara. Para ir a 8kms/h en un 6% tengo que dejarme la vida.


Por suerte, según se va abriendo el valle, el viento de cara va amainando, llegando incluso a desparecer.


Si en El Caracol el verde de las praderas brillaba, aquí directamente deslumbra.


Pasamos un tramo en el que están parcheando la carretera. Es muy incómodo ya que la grava que están echando se pega a la cubierta.


Tras unos 6-7kms de subida el valle se abre y a la izquierda ya se divisa la cima, todavía lejana.


El puerto es precioso, pero precioso de verdad. Las sensaciones son buenísimas, no sé si porque voy bien o porque me lo estoy pasando de miedo descubriendo cada rincón de la subida.



En varios recodos de la subida se puede ver todo el valle por el que hemos ascendido anteriormente.


No sé cual es el motivo, si la orientación del puerto hace que entre la luz de cierta manera, o otra cosa, pero el verde de las praderas es exageradamente brillante.





Las pendientes son muy cómodas, en torno al 5-6%, y permiten subir disfrutando del paisaje sin agobios.








Pese a hacer mucho sol, la temperatura es muy agradable y no da ningún problema.




La carretera se va estrechando y las laderas son cada vez más verticales. El puerto es espectacular y a esta altura de la subida ya lo tengo colocado entre los 5 más bonitos que he subido.




Espectacular, sin más.





Una ruta sin postureo, no es una buena ruta, jaja.


Tras pasar el mirador nos quedan algo más de 2kms de subida, ahora el aire vuelve a castigarnos, pero mucho menos que al comienzo de la subida.








Subimos charlando y antes de darnos cuenta ya estamos en la cima. Toca soltar el pancartazo habitual para conseguir los puntos de la montaña, jaja.



Tras la foto de rigor en el cartel del puerto, bajamos hacia Las Machorras, donde comeremos un buen bocadillo para recuperar fuerzas.


A la salida de Las Machorras comienza ya la subida a La Sía. Son 7kms, de los cuales son 6 al 6-7% y uno suave a la mitad.


Me esperaba la típica subida de cara sur de la Cordillera Cantábrica, y para nada. El puerto me sorprende gratamente.




La subida transcurre entre praderas y robles. Además tiene un trazado revirado que hace la subida muy divertida



A mitad de la subida ya se empiezan a ver los generadores del parque eólico que hay en la cima de La Sía.


La subida está llena de rincones preciosos. Es el tercer puerto del día y los tres me están encantando.





En el último kilómetro la subida se abre y da ya la sensación de estar en alta montaña.






Al fondo ya tenemos la cima de La Sía.


Nada más coronar, las vistas que surgen ante nosotros, con media Cantabria delante nuestro llegando a verse el mar, son brutales.




"Niebla, niebla en La Sía"... vino un día como la otra vez que vine yo, jaja.





Si la vertiente sur me pareció guapa, la vertiente norte de La Sía me parece una maravilla. Muy abierta, trazado bonito, algún tramo arbolado, alguna pradera...parece diseñado a propósito para el cicloturismo.
Lo malo es que hace un viento racheado exagerado y hay que bajar con muchísimo cuidado ya que la bici da unos bandazos brutales.





Nos desviamos hacia el Collado de Asón. Tenemos poco más de un kilómetro de suave subida.




Llegamos al mirador de la cima. De nuevo las vistas vuelven a ser espectaculares. La pena es que la cascada del nacimiento del Asón apenas lleva agua y es poco más que un chorro fino.
Y si La Sía me gustó, el Asón me deja directamente maravillado. Ascender este enlazado pasa a ser uno de mis próximos objetivos.








Finalizamos el descenso en Arredondo y directamente comenzamos a ascender Alisas. No es muy duro, unos 8kms al 6%, pero al ser cara sur el calor está apretando sin piedad.





Voy sufriendo más de la cuenta y a mitad de la subida empiezo a perder velocidad escandalosamente. Como me ocurre casi todos los días que hace mucho calor, ya llegó el pajarón, jaja.





Alguna recta al sol se me hace interminable y subo tirando del poder...de la mente...porque estoy totalmente vencido.



Por suerte el final es algo más suave y poco a poco recupero algo de aire, el justo para llegar a la cima.




No hubo opciones en el sprint por los puntos de la montaña, jaja.






Las vistas desde la cima, como durante toda la ruta, son brutales.



Bajando encontramos el monumento al ciclista, en el que aprovechamos para hacer nuestro propio homenaje, jaja.


La bajada finaliza en La Cavada, donde paramos a refrescarnos un poco. Allí encontramos esta antigua cabina telefónica. Pocas quedaran de éstas.



También encontramos en monumento homenaje al legendario Vicente Trueba.



Nos quedan unos kilómetros llanos, con algún repecho intercalado, para llegar a Sarón. Por el camino tenemos que cruzar Liérganes.
En el último repecho antes de acabar tengo un amago de calambre que me deja claro que el calor me ha dejado seco.



Gran ruta. De las más guapas que he hecho en mi vida. Aunque con 10º menos habría sido mejor, jaja.
Como siempre, lo mejor de la ruta fue la compañía.



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