martes, 19 de mayo de 2015

Altimetría: Collada Llomena (por Beleño)

La Collada Llomena es una dura ascensión situada en el concejo de Ponga. En total son algo más de 9 kilómetros de ascensión, con una media algo engañosa del 6,5%, ya que la subida consta de dos partes diferenciadas, una primera parte más cómoda, con pendientes asequibles, hasta llegar a San Juan de Beleño, y una segunda parte con 4 kilómetros que albergan rampas duras y sostenidas por encima del 10%.
Esta subida sirve para conectar el valle de Ponga con el del Sella, y tanto esta como su otra vertiente destacan por su perfecta mezcla de dureza y belleza, ideales para la práctica del cicloturismo en este tranquilo y remoto paraje de Asturias.


La subida comienza en el puente sobre el río Ponga, en plena carretera AS-261.


Los primeros 3,5kms no tienen gran historia. Grandes rectas y carretera ancha con pendientes muy constantes al 6-7%, atravesando una zona muy arbolada y con vistas puntuales de los picos cercanos.



Llegamos a Beleño, donde la ascensión nos ofrece una pequeña tregua en forma de descanso.


A la salida de Beleño deberemos desviarnos a la izquierda, por la carretera PO-2, dirección a Viego. A partir del cruce las pendientes aumentan considerablemente, y puntualmente llegan al 11%.


Rápidamente ganamos altura y dejamos Beleño abajo, con la Collada Taranes enfrente.


La subida continúa con pendientes que rondan el doble dígito continuamente, alternados con pequeños descansillos que nos permiten coger aire y hacer que la media de esta zona baje ligeramente.


Acercándonos al bosque de Peloño, llegamos a la zona de herraduras donde ganamos altura vertiginosamente debido a las duras rampas del 13-15% que debemos de superar en alguna zona.




Poco a poco vamos saliendo del bosque y las pendientes comienzan a disminuir ligeramente.



El ligero respiro que nos da la subida nos permitirá disfrutar de la belleza del paraje que estamos recorriendo.



La pendiente sigue disminuyendo hasta llegar a un 4-5% en los últimos 1,5kms, donde el Tiatordos luce con total esplendor.



La pendiente continua disminuyendo hasta convertirse en un falso llano justo antes de alcanzar la cima, donde como premio disfrutaremos de unas magníficas vistas de la otra vertiente, con los Picos de Europa ante nosotros.






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