martes, 20 de octubre de 2020

Cuatro colosos veraniegos - 4, 14, 19 y 24 de Julio de 2020

Por el verano no hubo mucho tiempo para andar en bici. Tras el confinamiento hubo que dedicar el tiempo libre a otras cosas también placenteras, por lo que las salidas en bici muchas veces se quedaron en acercarse a algún coloso rápidamente. Por suerte, en Asturias vamos sobrados de ellos y en el mes de Julio pude disfrutar de 4 de ellos.

Últimos kilómetros de La Farrapona


El primero de los colosos visitados fue Les Praeres. Una ruta sencilla que fue totalmente llana exceptuando la subida a Les Praeres, para un total de 74kms y unos 900m de desnivel acumulado.


Salgo de Oviedo a media mañana y me acercó hasta Nava por la general. Son kilómetros llanos y cómodos sin mucha historia. En Nava me desvió hacia Piloñeta y tras un pronunciado descenso comienzo la subida a Les Praeres.
El comienzo ya es demoledor y la pendiente se sitúa entre el 13 y el 18%.


La carretera es estrecha y están canalizando la cuneta, por lo que en alguna zona es aún más estrecha debido a las obras.
El primer kilómetro está lleno de árboles y sus sombras me permiten ir fresco.


Tras un kilómetro de subida los árboles desaparecen y la subida se abre. La pendiente aumenta y ya no va a bajar del 15%, llegando a superar el 20% en varias ocasiones.
Tal y como va a ser la tónica durante todo el verano, la subida está llena de coches debido al gran número de turistas que hubo en Asturias durante el pasado verano. Eso si, debo decir que todos los coches que me pasaron lo hicieron de manera respetuosa y no hubo ningún problema.


Las vistas, cunado la pendiente permite levantar la cabeza, son espectaculares, pudiendo verse toda la parte oriental de la zona central de Asturias.





Las rampas son tremendas y sólo en las herraduras, al darlas por fuera, me puedo permitir el pequeño lujo de coger algo de aire.


Ya se ve a la derecha el punto donde se encuentra el final de la primera parte de la subida.



Mirando para atrás se puede ver parte de lo que ya hemos ascendido.



Tras 2,5kms de brutal subida se llega a un amplio descanso, e incluso con un pequeño descenso, que dura casi un kilómetro. Después queda una rampa de unos 300m que llega al 25%, y ya llego a la cima.


Tras hacerme la foto de rigor con el cartel, disfruto del entorno precioso en el que está situada la cima.






Tras bajar con mucho cuidado sólo me queda deshacer el camino de ida para volver hasta Oviedo.




El Gamoniteiro, el gran coloso de Quirós. Hacía ya más de dos años que no lo subía por la vertiente que empieza en Pola de Lena, por lo que me acerqué en coche hasta la Pola para aprovechar mejor la mañana y subir hasta el Gamoniteiro sin prisas.


La previsión era de sol y calor, pero hay alguna nube y la temperatura es algo más fresca de lo que decían las previsiones. Para mí es perfecto ya que el calor no se me da nada bien.


La Cobertoria en seguida te pone en tu sitio y no te deja espacio para ninguna alegría. Desde que se sale de Piedracea la pendiente no baja nunca del 10-11% durante algo más de 5kms.



Subir La Cobertoria es un dolor. Entre las rectas eternas y la pendiente tan bestia se hace muy aburrida. Lo único que me motiva es el premio de disfrutar del tramo de subida al Gamoniteiro e ir pensando si veré algo allí arriba, viendo como las nubes van y vienen de la zona alta del Aramo.




Por fin llego al cruce del Gamoniteiro y la subida cambia radicalmente. La carretera se estrecha muchísimo y las vistas abruman.





La niebla va y viene impidiendo muchas veces que disfrute de las vistas, pero aporta un aspecto especial, casi mágico, al mar de caliza a través del que voy ganando altura.





He subido ya por aquí un montón de veces y aún así voy disfrutando como un enano, como si nunca hubiese pasado por aquí.






Cuando me quedan algo más de 2kms para coronar, las nubes se van durante un buen rato y me permiten disfrutar aún más de la subida.




Corono por fin el Gamoniteiro y hasta estoy triste porque se acaba la subida. Ha sido una de las veces que mejor me lo he pasado subiendo aquí y como siempre pienso que ya llevaba demasiado tiempo sin venir.







Ya sólo me queda bajar a La Pola. Aprovecho para parar en Armá, donde sigue habiendo un tramo de carretera vieja, que es justo la curva donde se cayó Zülle en la Vuelta del 93. ¡Historia del ciclismo!







Pese a haber subido un montón de veces a Valle del Lago y al Puerto de Somiedo, hacía ya tres años La Farrapona, sobre todo debido a que está cortado por la nieve todo el invierno y parte de la primavera y el otoño, así que hubo que aprovechar la oportunidad y acercarse a subir el coloso somedano.


Salimos de Pola temprano y con una temperatura buenísima. En la central de La Malva, justo donde comienza la subida a La Farrapona, paramos para hacer unas fotos ya que el enclave es espectacular.





Comenzamos a subir a La Farrapona. Los primeros kilómetros son muy suaves, salvo alguna rampa puntual, y sirven para entrar en calor.


El valle es angosto y todavía luce un verde que deslumbra.





Vamos ganando altura lentamente y atravesamos un par de pequeñas gargantas en las que la carretera serpentea entre la roca y el río.



Tenemos un kilómetro bastante duro para llegar a Arbeyales, y después tenemos un buen tramo bastante suave, hasta llegar a Saliencia, ideal para coger aíre de cara al tramo final del puerto.






Seguimos ganando altura lentamente y el valle cada vez es más espectacular.



Nos encontramos con algún teito, que son cabañas de ganaderos con la cubierta vegetal. Son muy típicas en el concejo de Somiedo aunque cada vez quedan menos.





Ya vemos el collado donde finaliza la subida a la izquierda, y el paredón tras el que se "esconde" el primero de los lagos a la derecha.
Según nos vamos acercando a la cima la subida se vuelve más bonita, tanto que por momentos abruma.






Los últimos 7kms de la subida son muy duros, con pendientes que se sitúan entre el 8 y el 10% todo el tiempo. Lo bueno es que al ser todo tan guapo uno sube distraído y pasan los kilómetros volando.






Lo que vemos delante es espectacular, pero lo que vamos dejando atrás no le va a la zaga.





Más que encantados coronamos La Farrapona, un auténtico puertazo.


Nos asomamos a la vertiente de Torrestío para ver el estado de la pista de tierra.


#NoALaTroñadiella


Y sin más ya sólo nos queda bajar, con bastante precaución ya que la carretera está llena de coches de turistas y se nota que no están acostumbrados a conducir por este tipo de vías.
Un auténtico placer ascender La Farrapona y, como digo siempre, a ver si no pasa tanto tiempo hasta que vuelva otra vez.





El último de los colosos visitados en Julio fue el Cuitu Negru, que no es más que la prolongación del Puerto de Pajares por las pistas de la estación de esquí.
De nuevo va a ser un sube-baja, esta vez saliendo de Campomanes, para hacer casi 1500m de desnivel acumulado en algo más de 60kms.



En la subida a Pajares, para todo el tráfico que hubo este verano, no nos encontramos demasiado. La mayoría del tiempo subimos bastante cómodos y sin ningún problema.


Pajares alterna rampas duras con descansos amplios y poco a poco vamos haciendo camino. Voy subiendo a un ritmo muy tranquilo ya que luego los kilómetros de subida hasta el Cuitu se van a hacer muy duros.


Llegando a Flor de Acebos ya se ve el Cuitu Negro apareciendo entre las nubes. Aún quedan por ascender unos 1000m de desnivel para coronar.



Pasado el pueblo de Pajares las vistas son espectaculares, ya sean las del valle del Huerna o las de las Ubiñas.




Los últimos dos kilómetros de Pajares tienen rampas muy potentes. Por suerte, como siempre, las vistas van distrayendo del dolor de piernas, jaja.





Las Ubiñas lucen espectaculares desde la mítica rampa del 15% de Pajares, siempre y cuando puedas levantar la cabeza, jaja.



Ya se ve al fondo el Parador de la cima. Parece que queda poco pero esta recta siempre engaña y se hace muy larga ya que la pendiente no baja del 10%.




Bajamos un poco hacia León y nos desviamos hacia la estación de Brañillín. Tenemos un kilómetro al 6-7% para llegar a la estación. Al fondo ya vemos claramente el Cuitu y las terribles rampas que vamos a tener que superar.




Tras pasar la estación y la barrera que cierra la pista que sube al Cuitu nos metemos de lleno en el brutal tramo final.
Las rampas asustan, en algún momento rozan el 25%, pero va a tirones y tiene pequeños descansos al 10% en los que recuperar mínimamente el resuello.



La subida tiene algo de "mala fama" al ser el típico final cuesta de cabras que usa Guillén en la Vuelta, pero es muy bonita y divertida de hacer.



Tras unos buenos chepazos para superar el rampón final, por fin coronamos el Cuitu. Ha sido muy duro, pero ha merecido la pena.
Las vistas son tremendas a ambos lados. A uno el Tres Concejos, el Estorbín de Valverde... y al otro las Ubiñas en su totalidad.




Tras la foto de grupo de rigor en la cima no nos queda más que bajar de nuevo a Campomanes más que satisfechos de haber vencido a este tremendo coloso.




0 comentarios:

Publicar un comentario