miércoles, 11 de noviembre de 2015

Narcea, Muniellos e Ibias - 6 de Noviembre de 2015

La ruta turística de los puertos, con los puertos del Connio y el Pozo de las mujeres muertas, es una clásica ruta dentro del cicloturismo asturiano, ya sea en un sentido o en otro.
El pasado viernes me acerqué hasta Cangas del Narcea para poder disfrutar de dos puertos tremendos, totalmente diferentes. El Connio, situado en pleno Muniellos, y rebosante de vegetación, con el bosque desbordando belleza con los tonos otoñales. Y el Pozo, largo, duro y totalmente pelado.
En total la ruta fue de 105 kms y 2000m de desnivel.





Salgo a media mañana de Cangas del Narcea para evitar el frío de primera hora de la mañana. A esta hora la temperatura ya ronda los 20º y se puede ir de corto.
Los primeros 18 kms, hasta llegar a Ventanueva, son cómodos. Un ligero falso llano mientras se va remontando el valle.




En Ventanueva me desvío hacia el Connio. A partir de aquí la tranquilidad y el silencio serán mis únicos acompañantes durante los 14 kms de ascensión.


Tras un par de kilómetros casi llanos, al pasar Moal la carretera se inclina y se comienza a ganar altura. Las pendientes por esta zona son duras pero asequibles.


En las zonas abiertas, las vistas de la reserva de Muniellos comienzan a ser magníficas.


Y en otras zonas los túneles naturales que forman los árboles, unidos a la carretera estrecha y serpenteante, confieren al puerto una belleza especial. Muchos árboles están recubiertos de líquenes, indicando la limpieza y calidad del aire de la zona.



A mayor altura, mejores vistas y el bosque comienza a lucir los colores del otoño en todo su esplendor.




Esta zona intermedia del puerto tiene pendientes cómodas y algún descansillo, y permite disfrutar al 100% de la subida, una de las más bellas de Asturias.




Cada rincón del Connio tiene algún detalle que lo hace diferente al anterior. Pese a no tener buenas sensaciones me está pasando la subida volando.








Por fin aparece la cima al fondo, cuando todavía quedan unos dos kilómetros para coronar.



Esta última parte del puerto vuelve a tener pendientes más duras, pero la perspectiva de finalizar la subida y la sublime belleza de la subida, hacen que pase volando.




Corono el Connio. Hacía tres años que no subía esta vertiente y no pienso volver a estar tres años sin subirlo. Que preciosidad de puerto.


Un vistazo desde la cima a Ibias, y comienzo el descenso.


Los primeros 8 kms de bajada son un ligero falso llano descendente que permite disfrutar con total tranquilidad de la suerte de poder atravesar una reserva natural integral por carretera. El silencio llega a ser sobrecogedor.




Al llegar a la Campa Centenales ya se sale de Muniellos y comienza el descenso más pronunciado. Hay que extremar la precaución ya que la carretera está húmeda y muy sucia de hojas y erizos de castañas.



Finalizo el descenso con un temperatura espectacular para estar en Noviembre, 25º. En Cecos aprovecho para avituallarme.



De Cecos a San Antonlín, y de allí al comienzo del Pozo...


...que empieza ya a tope, jaja. Rampas rondando o superando el 10% durante los dos primeros kilómetros de subida.





Tras esos 2 kms se llega a un alto por el que se crestea, y desde el que se ve ya la cima.



Una pequeña pero pronunciada bajada, y tras cruzar el río Avioura comienza la segunda y definitiva parte de la ascensión. De nuevo empieza sin contemplaciones, rampas que rondan y superan el 10% sin un sólo metro de descanso.




Carretera ancha, grandes rectas y grandes pendientes.


Antes de llegar a Seroiro hay un pequeño descanso que me permite coger un poco de aire, porque estos kilómetros me han dejado las piernas tocadas. 
Al fondo se puede ver Muniellos y parte del Connio.


Tras el descansillo, de nuevo vuelven las pendientes de doble dígito. Así que decido poner el modo ahorro, meto todo el desarrollo y con mucha calma hasta la cima.


El puerto carece totalmente de arbolado, lo cual permite tener buenas vistas en todo momento. Y además, al haberse nueblado el día, no echo de menos las sombras.



Llego de nuevo a una zona un poco más cómoda, desde la que se ve bien todo lo que queda de subida. Aprovecho para comer algo y beber bien y así poder afrontar la parte final del puerto con algo más de fuerza.



Alguna rampa dura se intercala en esta zona, aunque estoy subiendo mucho mejor que la otra vez que pasé por aquí, que me pillé un pajarón de los buenos, jaja.




En el cruce al pueblo de Valvaler la carretera se vuelve a inclinar y comienza la parte final del puerto. En estos últimos kilómetros la pendiente apenas bajará del 10% y mis fuerzas irán desapareciendo paulatinamente.




Las rectas se hacen interminables, y el desmonte que marca el final de la zona dura parece alejarse por momentos.


Últimas rampas al 12%, 13% y 14%, lo justo para darme la puntilla.


Y ya en las últimas llego al falso llano que me llevará a la cima. Último vistazo al valle y me dirijo hacia la cima que tanto me ha costado alcanzar.





Tras disfrutar de unas vistas magníficas del precioso Valledor, llego a la cima de Valvaler, desde donde puedo ver parte de la vertiente del Pozo por el Valledor.




Y bajo hasta el cartel del Pozo, un puerto mucho más duro que lo que indican sus números. Para mí, el puerto de paso más duro de Asturias.


Ya solo me quedan algo más de 30 kms de terreno descendente para llegar a Cangas. En esta época del año el valle del Coto luce precioso y es una gozada rodar por él.



En el túnel aprovecho para ir por fuera, por la antigua carretera, que pasa por una zona muy angosta del valle. Hasta hace no tantos años se pasaba por aquí, por una carretera en la que no se cruzan dos coches.




Sin mayor novedad llego a Cangas. Dos puertazos y paisajes increíbles, una ruta para recordar.

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