El día 21 de este mes fuimos a visitar los Puertos de Maravio por Villamayor, vertiente que aun no conocíamos. El plan inicial incluía más subidas, pero una avería nos obligó a recortar la ruta, dejándola en 74kms y 1300m de desnivel
David, Pablo y yo formamos la grupeta.
David, Pablo y yo formamos la grupeta.
Salimos de Trubia con bastante frío y vamos remontando el valle, que va picando hacia arriba constantemente, tranquilamente.
Tras desviarnos en Caranga rumbo a Teverga, el desfiladero se estrecha y se vuelve realmente bonito.
Llegamos a Entrago y nos desviamos hacia los Puertos de Maravio. Los primeros kms son muy tendidos.
Tras 3 kms suaves, con alguna rampilla por el medio, llegamos al cruce de Villamayor y la carretera se inclina bastante.
Hay zonas de bosque y otras zonas más abiertas.
Y tras algo más de dos kms al 9-10%, llegamos a Villamayor, con una buena rampa para entrar en el pueblo.
Para atravesar Villamayor hay que subir una rampa de hormigón de unos 400m a más del 16% de media. Comienzo a subir sentado, la bici me hace un caballito y no me voy al suelo de milagro, así que me pongo de pie y toca apretar mucho. El hormigón está bastante mal y además es muy estrecho, así que se hace muy difícil de subir. Las rampas llegan al 20% y por fin vemos el final de la rampa. Uff, se me ha hecho durísima, pero les hemos dado un buen espectáculo a los vecinos del pueblo, jajaja.
Tras pasar el hormigón hay un descansillo de unos 300m que me da la vida y aprovecho para observar las Ubiñas.
A partir de ahí, la carretera se convierte en una caleya, llena de baches y con mucha gravilla, y alterna rampas que llegan al 20% con descansillos largos que permiten recuperar. Así que con un par de apretones se llega bien arriba.
Llegamos a la cima. No me gusto nada la subida, para mí, la vertiente CIMA más fea de Asturias. El único aliciente es el rampón de hormigón, pero como no me gusta el hormigón...
Y bajamos por la vertiente de Prado, atravesando los espectaculares Puertos de Maravio, monumento natural.
Paramos en la Ermita de Santa Ana, para hacernos una foto con el cartel.
La vertiente de Prado, por donde bajamos, es realmente bonita, mucho más merecedora de ser CIMA, con un trazado y unas vistas espectaculares.
Lo único malo de esta vertiente es que tiene un motón de baches, y Pablo pilló uno de lleno y dio un llantazo, pinchando. Luego la cosa se torció, válvulas que desaparecen, tuercas que desaparecen, muelles que desaparecen, válvulas que salen disparadas... cuando la cosa se tuerce, se tuerce, jajaja.
Así que decidimos recortar la ruta, y bajar directamente a Trubia.
Como siempre, un placer rodar con Pablo y David, unos cracks.